que los días los abro sin precaución
y acelero aplastando dudas
tampoco leo las recomendaciones
ni las advertencias del juicio final
todos los días me desordeno
y siempre amanezco
con los bolsillos repletos de prisa
siempre me persigue
esa absurda culpa
palpitando cenizas
esa sensación de haber vuelto
a copiar hasta a las pelusas