nunca he sabido el valor del dinero, supongo que depende del momento si es con más o menos serpentinas, si hay dinosaurios aporreando la puerta o si acaso se nos estrella más arena entre las horas que van resbalando silenciosas. Nunca he sido mercader ni tendero aficionado y así lo demuestran mis bolsillos cosidos por muchos nadas y nadies que se cansaron sin ser.
Y aún así me hice un barquito de papel con ínfulas de trasantlántico y si todos lo ven y a veces un oh me llena el estúpido ego, y sí cuando abro gratis las compuertas se me llenan los huecos de dedos.
Pero sigue siendo un barquito sin papel, que eso debió ser mi error, creerme elefante avispado pero no llego ni a oveja trasquilada ni siquiera a redil.
y aquí sigo, con todos los bucles, la ceniza, el viento y tres pares de monedas de dos euros....
dos euros es lo que vale una descarga de un libro en Alacena Roja... quizás es demasiado utópico pensar que alguien compraría literatura a dos euros
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