el suelo cede
bastones y grises muecas
es el tiempo inquieto
destapando columpios locos
mientras el vértigo aúlla canas
a veces sólo son destellos rotos
los que rebosan entre alambres agua
abotonando tanta escasa sangre
tanto vencido sauce entre las uñas
que no mordimos
y en el bolsillo una nada
re
tor
ci
da
y tres mecheros asustados
estallan
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