Tan sólo quedó un cerco, rincones plagados de secretos, lo que escondió la fugaz risa, trenzas que cayeron fulminadas al sol y la copa se estrelló contra el vacío.
Se perdió, sólo quedó el cerco y la mirada escondida en los botones. Sé que hubo un temblor pues la mesa está despedazada, hay cuchillos clavados en el último lienzo y un blister vacío en la mesilla, es Lunes y debiera ser Domingo, busco una lágrima que ahogó un día que no existió.
Tan sólo quedó un cerco, más opaco, algo más brillante, terriblemente redondo y perfecto.
Y la lluvia se empeña en recordarnos vivos.
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