domingo, 7 de septiembre de 2025

Diez años sin columnas

se me amontonaron diez años de agotado pincel, de acero mullido y viento repleto de escamas, me acariciaron veletas impolutas a cada minuto ciego y seguí muda como si todas las polillas hubieran secado mis pestañas, como si el mar ya no fuera, y he vuelto a doler en cada latido, en cada mariposa, en cada lunar, en cada descosido aullido como si fuera a reventar de nuevo en una tormenta de arena y sal

aún me atemoriza romper este silencio, aún siento mil agujas en mi estómago como si fuera a irrumpir un ejército de minutos desgastados de vacío. Es la causa de por qué ando de puntillas entre estas ruinas y la prisa por volver a romper todas las pequeñas filas que aún ahogan.

sé que nunca volverán los enjambres a sobrevolar esta tierra de charcos llena y aún así la necesidad de andar se me ha hecho gigante  y a borbotones voy soltando lo enquistado pero no dejo de mirar atrás por si los flecos se inundaran de luegos.

y con la certeza de volver más redonda, aún me asustan aquellas columnas repletas de aguijones y esquinas

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