jueves, 30 de junio de 2011

apocalipsis de barro


Cómo contarte que camino aún sangrando cristales y presiento la tierra abriéndose a cada paso. Quisiera desabrochar esta túnica blanca sin manchar de coágulos las sandalias y parar el viento que me hace esquirla en tus desvelos. Ya no quiero ser esclava de los tablones donde anuncias tu apocalipsis de barro.

Cómo confesarte que en esta playa sólo hay cieno y tres gaviotas famélicas. Cómo explicarte que es mi único sueño.

lunes, 20 de junio de 2011

mañana des-okupada


Han venido entre jaranas siete lágrimas, las he tenido revoloteando como si yo fuera luz y ellas polillas hambrientas. Pero no, no han traspasado el umbral de la desgana a pesar de esa sangre dormida y del viento quemando las lindes del brío.

Han crecido mis uñas rompiendo a jirones la madrugada, asustando a los monstruos de la noche insomne. Sé que hay un barreño de manzanas verdes que nunca encuentro y sigue lloviendo hojas blancas que rezan relámpagos.

He bostezado esta mañana de ropa planchada y me he dado cuenta que en el armario cuelgan -ordenados- los sueños.


lunes, 13 de junio de 2011

leyendo "Laberinto Carnal" de Elvira Daudet



Hace unos días me llegó el ejemplar número 017 de este poemario que para mí es algo más que especial, lo que escribo a continuación es simplemente lo que me surgió conforme fui leyendo.

017 es mi número azul en el laberinto de sensaciones, verdades y también puños, unas veces alzados al viento, otras incrustados en la mesa con la rabia contenida. Yo no sé cómo explicar que unos "Peces muertos" de repente llenen mis manos, ni  tampoco cómo la espuma me hace llorar y sentir la tierra creciendo con tanto desgarrado amor, ni soy capaz de realizar un diagnóstico certero, más por desconocimiento que por desgana.

Pero si sé que sigo abrazada a estas páginas que con tanta ilusión esperé entre días sal, saboreo cada latido que se me desboca, cada mirada que se me perdió con una "Niña azul" y de la mano me llevó hacia mí. Me estremezco más allá del entendimiento con ese perfume que hirió al jazmín condenándolo a vivir sin ser. Me traslado en un salto de página a mi Málaga y un cubo de agua se vuelve tan indigno, tan sucio como la injusticia hecha de alfombra y arena.

017 creo que lo debo hacer mi número de la suerte. Continúo acariciando cada palabra que explota dentro con esa magia que sólo lo que es de verdad alcanza. Voy reconociendo mujeres, a veces son un increíble espejo y casi que me asusto de verme allí de repente retratada, se clavan como si hubiera sido escrito con el corazón descarnado encima de la mesa derramando toda la sangre y la vida.

Me desmonto en pequeños pedazos en esos ojos abismo de vida borrada, él también "Hacía cosas raras" y se nos fue cada día un poquito, qué lenta la muerte pausada de los recuerdos. Duelen los poemas y arden de rabia de esa historia de perdedores  borrados  como balas de hielo, de la estúpida gloria a la que nunca fueron invitados. Una mano con un manojo de rosas y cicatrices por todo el alma me ahoga, tantas veces esquivamos esa mano como si la miseria fuera contagiosa. Entre temblores vuelvo a sentir los horrores de ese Caín tan omnipresente y vuelven los jazmines en carne viva a morir en mis manos.

017 número azul que me abraza y aunque sé que hay otros 249 vagando y emocionando otras almas (convencida de que pronto serán 1249), éste es entera y egoístamente mío. Ya lo he visto entre páginas ardiendo de recuerdos nuevos, de carne y de laberinto, donde perderse no es delito sino prescripción para destruir el hastío del conformismo. "Ahora no" y de repente me encuentro apuñalando a mi yo más anciana que había decidido poseer mis enaguas, la que quería cerrar páginas que leyendo a Elvira vuelven a ser más vivas y más futuro, éste que hoy empieza a balbucear por cada plaza y por cada esquina de nuestra tierra adormilada y a pesar de no ser momento de invertir, lo haré en sueños que hoy casi se tocan  y en más poesía como la que llevo aún entre mis labios que, aunque sangraron con su cuchillo, tuvieron la capacidad de hacerme sentir vida.

Si me dicen hace un par de días que voy a escribir este “tocho comentario” los mando a bordar bodoques, pido perdón por el "rollo" que podría haber resumido en : Elvira Daudet es cojonuda y punto.






jueves, 9 de junio de 2011

muy de mañana (recitado por Paloma Corrales)





Hay una playa donde los castillos esperan desmoronarse entre mis dedos, un columpio que se balancea suspirando por volar hasta  la siguiente página. Soplo, y mil pompas bailan en mis volantes como color derramado, mientras la música me llena de palmas y rizos deshaciéndose en ese océano, que sólo sal-pica cuando hay espinas.

Camino, siempre despacio, sin contar los pasos que guardé en la re-pisa junto a los jarrones llenos de quizás, que hoy, se agrietan de tiempo y naftalina. Hay mariposas hilvanando una historia de castillos de arena y dos imperdibles que perfilan mi sonrisa breve.

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* Gracias mil Paloma es un lujo siempre que recites mis letras (pinchad en su nombre y un huracán de poesía os inundará las entretelas)

lunes, 6 de junio de 2011

alijo de grapas



Conservo grapas en mi vientre escudo
que cada día me (des)cubren
la piel de escamas y arañazos
mientras gaviotas que ni a-mar saben
liman anillos de salitre.

Conservo grapas en mis venas rabia
que descolocan los impulsos llenos
de sacarina y caducados bríos.

Conservo grapas en mis dientes hambre
que me recuerdan entre truenos
la niebla trémula de lunas tibias
y un vendaval de son famélico
que sabe a menta.

Conservo grapas en mis manos sueño
que no esperan…




miércoles, 1 de junio de 2011

vivo (ar)rojo



En el azul sendero la pereza
de lentejuelas cubre mis (des)mayos
Un amarillo trueno
de almendras y naranjas me reclama.
Hay un cordón de pájaros perdidos
en este laberinto de espejos y sandalias
desatadas de tanta flema.

Como hace un par de pecas,
hoy grito que la lluvia no se pierde y
vuelve el sabor violeta que anidaba en mi puño,
los cuadros me derraman las cosquillas
y bajo la fiel sombra del paraguas de (e)rizos,
vuelvo a dar volteretas
aspirando a ser ese* en tu lengua.

Rojo enjambre que inflama las tejas y
colorea de espuma los ladrillos del patio,
el mismo que creía pura herrumbre.




* ese: nombre de letra