Te avisé que tenía culebras tejidas a mis pestañas, que una de mis manías era romperme en cuanto la brisa volvía, que a cada latido me brotaban arañas ruido. Te hablé del viento detrás de la ventana y del monstruo entre mis uñas. Lanzaste una sola nota y una a una estallaron las bombillas arena, una por cada año sin agua.
Ahora voy reptando entre escombros, en mi bolsillo conservo una nota que ya quedó muda
No hay comentarios:
Publicar un comentario